Un enclave laboral es un grupo de trabajadores/as de un Centro Especial de Trabajo que realiza su tarea desplazándose temporalmente al centro de trabajo de la empresa colaboradora (cliente), un mínimo de 3 meses y un máximo de 3 años. Pasado este período sólo se podrá seguir prorrogando el contrato hasta un máximo total de 6 años, si la empresa contratante acredita la contratación directa de personas sujetas al enclave (mínimo 1 persona para el caso de enclaves que ocupen hasta 20 trabajadores, y de 2 personas cuando ocupen a más de 20 trabajadores).
El enclave se realiza a partir de un contrato entre una empresa del mercado ordinario de trabajo y un CET (entidad con un mínimo de un 70% de personas contratadas con discapacidad), para la realización de obras y servicios que guarden una relación directa con la actividad normal de la empresa y que llevará a cabo un grupo de trabajadores/as con discapacidad del CET.
Existe un condicionante, y es que un mínimo del 60% del grupo de trabajo normal contemplado por el enclave, debe estar formado por personas en riesgo de exclusión social (enfermedad mental, discapacidad física con grado mínimo de un 65%, discapacidad intelectual mínima de un 33%, parálisis cerebral, etc.) mientras que el 40% restante debe estar formado por trabajadores con un mínimo del 33% de discapacidad. El 75%, como mínimo, de los trabajadores que forman el enclave, debe tener una antigüedad superior a los 3 meses de contratación dentro del CET.
Las empresas que optan por este tipo de acuerdos pueden disfrutar de numerosas ventajas. No sólo se fomenta la inclusión laboral de personas con discapacidad y en riesgo de exclusión social, sino que también se promueve un ambiente de trabajo diverso y enriquecedor. Asimismo, esta colaboración puede resultar en una mejora de la reputación corporativa y una mayor fidelización de clientes y empleados, quienes ven a la empresa como un actor socialmente responsable.
Los enclaves laborales no solo benefician a las empresas colaboradoras y a los CET, sino también a los trabajadores con discapacidad. Al integrarse en la empresa ordinaria, tienen la oportunidad de adquirir nuevas habilidades y experiencias en un entorno laboral real y competitivo, potenciando su empleabilidad a largo plazo. También pueden beneficiarse de un entorno más integrado e inclusivo, mejorando su bienestar y calidad de vida. Así, los enclaves laborales se convierten en una herramienta poderosa para fomentar la inclusión, la igualdad de oportunidades y la justicia social.
